viernes, 21 de enero de 2011

PORNOGRAFÍA Y MALTRATO FEMENINO - FRANCES PATAI

No cabe duda de que gracias al feminismo hemos avanzado mucho en nuestra lucha por alcanzar la igualdad, pero está claro que aún queda un largo camino por recorrer. Es significativo que hoy pueda incluir aquí un artículo sobre la pornografía y el maltrato de las mujeres, artículo publicado hace ya veintiún años, y que aún siga siendo de escalofriante actualidad. Me refiero a un artículo escrito por la profesora, historiadora y activista feminista de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), Frances Patai, autora del libro Pornography: Manual for Misogyny.  
Este artículo fue editado en 1990, en la revista feminista española, Poder y Libertad (más información sobre la revista al final de la entrada).

 FRANCES PATAI
(Fotografía de Vivian Harvey - Archivo Vindicación Feminista)

PORNOGRAFÍA Y MALTRATO FEMENINO: SEMEJANZAS DINÁMICAS
Frances Patai

¿Cómo es posible que la pornografía y el maltrato a la mujer compartan una dinámica semejante y por qué esto último es consecuencia de lo anterior? ¿Cómo es posible que ambos sean reflejo de los principios, instituciones y valores de una sociedad patriarcal? (1).
"Pornografía", de acuerdo con el objetivo del presente trabajo, no debe confundirse con "erotismo" que se refiere al placer sexual mutuo entre iguales. Por tanto, pornografía es la descripción escrita o pictórica de mujeres como objeto de explotación, abuso sexual y represión. La pornografía no es en absoluto una diversión inocua, sino una industria que produce una ganancia de más de seis mil millones por año, mediante la utilización sistemática de la violencia erótica contra la mujer a través de la producción y venta de imágenes del hombre humillando, golpeando o asesinando a mujeres por placer.

Los mitos y mensajes de la pornografía son:
 1. el dolor es atractivo;
 2. las mujeres son colaboradoras voluntarias pasivas en su propia victimización;
 3. las mujeres no pueden y no deben ser personas independientes ni autosuficientes;
 4. pertenece al hombre la capacidad de definir la sexualidad y la conducta de la mujer;
 5. los hombres tienen derecho a un constante e incondicional acceso al cuerpo femenino;

Mitos y mensajes similares son los que apoyan el hecho del maltrato a la mujer como una conducta aceptable:
 1. la mujer maltratada desea serlo: es un signo de amor;
 2. la mujer maltratada es una masoquista que siente que debe ser victimizada;
 3. la mujer maltratada es un ser pasivo, sumiso y absolutamente dependiente de su abusivo compañero;
 4. las esposas, en tanto propiedad del marido, deben ser dominadas por éstos;
 5. el matrimonio da derecho al marido a maltratar a su esposa.

SEXO COMO ARMA PARA DOMINAR A LA MUJER

La palabra pornografía proviene del griego "pornographos", de "porne", que significa prostituta o mujer cautiva, y de "graphos", escribir; por tanto, se trata de escritos acerca de las prostitutas. La pornografía se refiere a los desequilibrios del poder que utiliza el sexo como un arma para dominar a la mujer. En la pornografía el tema se dirime entre el atacante versus la víctima.

Las estadísticas del FBI demuestran que la violencia sobre la mujer es uno de los delitos más frecuentes en toda la nación -se produce una agresión cada 18 segundos-. Los sociólogos estiman que al menos dos millones de esposas americanas son golpeadas anualmente por sus esposos (2). La Organización de Padres informa que una de cada cuatro niñas en los Estados Unidos sufre abuso sexual. Y los datos del Departamento de Justicia indican que se produce una violación cada tres minutos. Se calcula que más de un millón de niños menores de 16 años son utilizados anualmente en la industria del comercio sexual.
En los siguientes ejemplos de pornografía puede verse la conexión que existe entre la ideología de la pornografía y la aceptación del maltrato a la mujer.

 1. La película de Linda Wertmuller "Swept Away", muestra cómo una mujer independiente, sistemáticamente vejada física y psíquicamente, es reducida a la pasividad, a ser una esclava sexual que pide más vejación y ama a su torturador. Esta película fue considerada como una comedia amena  por el público de todo el mundo.
 2. “Dressed to Kill” (Vestida para matar) presenta a la mujer sólo como objeto para ser utilizado (violada, torturada y apaleada hasta morir. La crítica la consideró como "llena de gracia… romántica… erótica… divertida… irresistible".
 3. Cubiertas de discos que llevan la imagen de la entrepierna de una mujer con la leyenda: "¡Salta sobre ella!".
 4. La portada de una popular revista muestra el cuerpo desnudo de una mujer entrando en una máquina de picar carne y saliendo convertida en… ¡una hamburguesa!
 5. Una publicidad de zapatos muestra a una mujer casi desnuda que cae al suelo herida o asesinada por un hombre armado con un révolver.

La pornografía objetiviza a la mujer caricaturizándola y reduciéndola a la suma de sus órganos y funciones sexuales -dejando siempre de lado la inteligencia y la sensibilidad-. Los malos tratos también la convierten en objeto, al reducirla a simple posesión. Tanto una como otros legitiman el dolor inflingido a la mujer mediante su objetivación. Además, muchas de ellas son violadas e insultadas mientras se las golpea. Por tanto, con mucha frecuencia existe una combinación de agresión sexual y verbal con violencia física -tema de la pornografía-.

Otros ejemplos de objetivación de la mujer dentro de nuestra cultura:
-publicidad de pantalones tejanos remarcando las caderas y entrepierna.
-publicidad en revistas ofreciendo pechos femeninos como apetitosos postres (que se completan con frutas reales).
-Una cubierta de disco que muestra las nalgas desnudas de una mujer sobre la que está estampado el nombre del disco: "Elige el corte".
-Hojas de revistas en donde aparecen mujeres desnudas o en bragas cubiertas con ketchup, como si fueran pollos asados.

CONVIERTE A LAS MUJERES EN SERES INFERIORES

Al convertir en objeto la anatomía sexual femenina, se convierte a las mujeres en seres inferiores y se las deshumaniza y, de este modo, se dan los fundamentos psicológicos para la realización de actos de violencia contra ellas.

La trivialización sexual que hace la pornografía tiene su equivalente en la trivialización que encuentra la mujer maltratada cuando recurre a la ayuda de la policía, la justicia, la ciencia médica, la iglesia, el Estado y los diferentes servicios sociales. ¿Cuántas han sido las mujeres cuyos reclamos no fueron tenidos en cuenta, no fueron llevadas a un lugar seguro, o simplemente se les dijo: "Vamos… vamos, tenga calma… no se ponga histérica… charlando juntos (con el agresor)… no abandone su casa, ahí es donde pertenece… él no le habría pegado si usted no lo hubiese provocado… perdónelo… trate de ser más comprensiva”, etc.? Estas respuestas refuerzan esa ideología que hace que la víctima se sienta culpable de su propia victimización.

Hasta hace una década, la mujer maltratada era considerada algo tan sin importancia que no existían estadísticas o datos sobre estos hechos. Incluso en la actualidad, una investigación reciente muestra que solamente se recoge uno de cada 270 casos de esposas maltratadas (3). Las definiciones de abuso con frecuencia son variadas y eso influye en el registro de datos. Por ejemplo, un caso de golpes o maltrato a una mujer puede ser descrito en los informes policiales o médicos con generalidades, diciendo simplemente que "presenta algunos golpes".

En el Tribunal Internacional sobre Crímenes contra la Mujer, que tuvo lugar en Bruselas, en marzo de 1976, muchas mujeres atestiguaron que cuando habían denunciado las agresiones sexuales, las autoridades las consideraron sospechosas a ellas y no a los agresores y tendían a minimizar sus reacciones en razón de la histeria o vindicación femeninas. Muchas compañeras denunciaron el hecho recurrente de golpes, maltrato acompañados con abuso sexual. El testimonio de una de ellas ilustra este punto:

En 1972 tuve que ser esterilizada debido a problemas de contracepción. En ese momento comenzó el problema de las agresiones y golpes… Él vino al dormitorio gritándome que era una puta y preguntándome con qué hombre había estado esa tarde, mientras me destrozaba la ropa… Me arrastró por los cabellos hacia la planta de abajo y me golpeó en la cocina con sus puños, con un cuchillo, partiéndome una silla en la espalda. Durante una hora golpeó mi cabeza contra una pared de ladrillo. Y mientas hacía esto, gritaba constantemente: "eres una puta… eres una puta".

Otra señaló que su marido la golpeaba cuando ella se negaba a tener relaciones sexuales por temor a quedar embarazada.

En cierto sentido, todo esto es la actuación de un guión pornográfico. Como en la vida real, el ingrediente básico de la pornografía es el acceso sexual total, no cuestionado, al cuerpo femenino. Aún no existe documentado un claro corte en la relación causal entre pornografía y maltrato físico. Sin embargo, un grupo de francesas que se manifestaron contra la proliferación de las películas porno, tales como "La historia de O", señalaron que una de las mujeres de su grupo fue violada siguiendo exactamente la trama de la película.

VIOLACIÓN, MALTRATO Y PORNOGRAFÍA

También se denunció en el Tribunal la relación que existe entre violación, maltrato y pornografía en tanto que obligan a la mujer a participar en su propio sojuzgamiento, deshumanización y terror.

Una compañera danesa dio testimonio de la victimización y explotación de la mujer en el negocio de la pornografía diciendo que ésta:

"…provoca en el hombre fantasías sexuales… reduce a la mujer a simples objetivos pasivos para ser usados, degradados. Y yo digo que esto es violencia porque ahora toda mujer está ahí para ser vendida al más bajo precio y a disposición de todos los hombres…"

Muchas mujeres revelaron que el dormitorio -y muchas veces la cocina- eran normalmente el escenario de la mayoría de las agresiones domésticas causadas por la actuación de las fantasías pornográficas (4).

La pornografía violenta, que es presentada como "moderna", "chic", "divertida"…, en un contexto frívolo, sin embargo, aunque no esté demostrado, es altamente probable que influya de modo considerable en la violencia contra la mujer en la vida real. En un estudio realizado sobre cien víctimas de violencia doméstica que se realizó en el centro-refugio Erin Pizzey para mujeres golpeadas en Londres, el 15% de las mujeres denunció que "parecía que sus maridos se excitaban sexualmente con la violencia, dado que exigían la relación sexual inmediatamente después de la agresión" (5). Esto no quiere decir que los hombres simplemente imiten las escenas pornográficas. Son varias las razones por las que desean actuar según las imágenes y guiones pornográficos. El punto central es que la pornografía (especialmente tal como está legitimizada por la televisión, la publicidad, el cine, etc.) socializa a algunos hombres en la idea de que el maltrato a la mujer es erótico, deseable sexualmente, deseado por la mujer y una manifestación necesaria de virilidad. Estudios realizados en culturas muy pacíficas, como la de Samoa y Bali, donde la violencia sexual masculina es prácticamente desconocida, muestra que esta violencia es casi siempre una conducta aprendida y no instintiva.

Las investigaciones indican que la exhibición de ciertas descripciones de violencia aceptada, realmente afecta las actitudes y la conducta de modos diferentes, dependiendo de la personalidad del individuo, el sistema de valores, el medio, su conducta sexual, etc.. (6). Sabemos que gran parte de nuestra conducta depende de lo que se ve y de la socialización (7). Con frecuencia una conducta nueva es el resultado de copiar la de los demás. Hay estudios que demuestran que los sujetos actúan e imitan la violencia de los personajes de la televisión (8). Otras experiencias han mostrado que cuando los hombres vieron en algún medio pornográfico actos sexuales violentos, se debilitaron sus inhibiciones respecto a la violación y a otros actos agresivos (9), Edward Donerstein, psicólogo social, extrae como conclusión de su extenso trabajo de investigación que las imágenes de violencia contra la mujer pueden desencadenar conductas violentas hacia las mujeres (10). Seymour Feshbach, profesor y jefe del Departamento de Psicología de la Universidad de California en Los Ángeles, y coautor de Televisión y agresión, señala que:

"…los resultados de una serie de estudios experimentales que realicé junto con mi colega Neil Malsmuth y otros colabores, nos han llevado a la conclusión de que la descripción de la violencia pornográfica puede tener efectos decididamente negativos. Los hombres en particular son propensos a utilizar la violencia erótica como modo de interpretar las expresiones de dolor de la mujer víctima de la violación como indicadores de excitación sexual…

En síntesis, el mensaje de que "el dolor o la humillación pueden ser placenteros puede ser peligroso cuando se utiliza para justificar una violación. Además, la yuxtaposición de violencia con excitación y satisfacción sexuales proporciona una oportunidad no usual al condicionamiento psicológico de una respuesta violenta a los estímulos eróticos… cuando la violencia se fusiona con el sexo tenemos una forma de alquimia potencialmente peligrosa (11)".

La exigencia de más violencia de parte del consumidor masculino de pornografía, que la asocia, a los estímulos sexuales, se patentiza en el hecho de que tales descripciones en anuncios, dibujos y líneas argumentales han aumentado considerablemente en Playboy en los últimos cinco años. Según Bob Guccione, editor de Penthouse, en la actualidad existen 160 revistas que describen a las mujeres como "animalitos domésticos" que están para ser maltratadas por sus "dueños" hombres. El mercado de la pornografía infantil tiene una demanda de publicaciones de no menos de 260 periódicos mensuales. Con toda esta explosión, ¿es para asombrarse que la violencia erotizada contra la mujer aumente cada día más?

SUGERENCIAS PARA EL CAMBIO

Es esencial una educación acerca de la pornografía, su sentido y sus efectos en la sociedad -fundamentalmente sobre las mujeres-. Tanto los hombres como las mujeres deben analizar el papel que la pornografía juega en sus respectivas vidas y analizar lo que dice respecto a la mujer. Debe establecerse una conexión entre la pornografía, el sexo y la violencia erotizada contra la mujer. La pornografía refuerza el punto de vista prevaleciente en la sociedad que ve a la mujer como puta o como virgen, que sólo la considera un objeto sexual, que convence a las mujeres golpeadas de la sospecha de que seguramente deben haber sido "malas" o haber faltado en algo, que la condición en que se encuentran es de alguna manera la apropiada, o que está en la naturaleza de las cosas. Debemos condenar el sistema que crea y que refleja los valores pornográficos.

Debemos considerar la pornografía como un problema de derechos humanos. Esto se hace mediante la lucha y la transformación de una sociedad que justifica las desigualdades sexuales en el trabajo y en el hogar.

Debemos educar a los jóvenes de modo que las niñas no se socialicen para ser dominadas y los varones para dominar, la mayoría de nuestros valores deben ser cambiados. En realidad ya existen muchas relaciones de amor e igualdad; debe haber muchas más.

Debemos trabajar para modificar el clima de opinión hasta lograr que la pornografía no siga siendo más algo socialmente aceptado. Debemos informar a la gente de que no significa liberación sexual sino represión, y que erotizar la violencia y el poder no tiene nada que ver con el sexo y con el amor.

Debemos cambiar la legislación vigente que protege al hombre y priva a las mujeres maltratadas de toda protección.

Debemos tener más investigaciones hechas desde la perspectiva feminista. Los investigadores sociales tienden a reflejar los valores y las bases de la sociedad, de ese modo, perpetúan y refuerzan los problemas que estudian. Como consecuencia, la pornografía y las mujeres golpeadas en tanto que patologías psicosociales peligrosas para la mujer, han sido unos conceptos largamente ignorados por muchos académicos. Los análisis feministas de la violencia, ni indecentes ni groseros al examinar las descripciones del material sexual explícito.

Debemos apoyar a grupos tales como "Mujeres contra la pornografía", "Mujeres contra la violencia machista", "Mujeres contra la violencia en la pornografía y los medios". Todos estos grupos enviarán portavoces a las organizaciones de todo el mundo para presentar programas que ilustren los peligros de la pornografía y sus efectos activos en la vida real en el caso de las mujeres golpeadas y maltratadas. Demos unirnos a estos grupos. Combinar acción con análisis.

Podemos boicotear los films, revistas y programas de televisión pornográficos, como así también a sus patrocinadores y sostenedores.

Hay que empezar en el hogar. Las mujeres deben poner en conocimiento de los hombres con los que tratan de que objetan la pornografía y de sus efectos destructivos en las relaciones interpersonales.

Censurar la pornografía no es la respuesta, pues esto claramente podría significar infringir la Primera Enmienda a los derechos. Para un excelente análisis de la pornografía y la Primera Enmienda, ver el artículo de Wendy Kaminer, "Pornografía y Primera Enmienda: restricciones y acciones privadas", en el libro de Laure Lederer. Take Back the Night (Recuperemos la noche) (12).

NOTAS
(1) Lederer, Laura (ed.). Take Back the Night: Women on Pornography. New York. William Morrow & Co. 1981.
(2) Reported by Professor Murray Straus. University of New Hampshire. To U.S. Commission on Civil Rights, in New Women's Times, Rochester, N.Y. January 5-18, 1978.
(3) Steinmetz, Suzanne K. Wifebeating husbandbeating. A comparison of the use of physical violence between spouses to resolve marital fights. In María Roy (ed.) Battered Women, New York. Van Nostrand Reinhold, 1977, p. 65.
(4) Russell, Diana E. H. and Van de Ven, Nicole (eds.): Crimes Against Women: Proceedings of the International Tribunal, Millbrae, California: Les femmes, 1976, passim.
(5) Barry, Kathleen: Female Sexual Slavery. Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-Hall, 1979, p. 145.
(6) Eysenck, H.J. and Nias, D.K.B.: Sex and Violence in the Media. New York: Harper & Row, 1978, passim.
(7) Rachman, S. Sexual fetishism: An experimental analogue. The Psychological Record, 16, 293-96.
(8) Woodrick, C; Chissom, B., and Smith, D.: Television-viewing habits and parent-observed behaviors of third grade children. Psychological Reports, 40, 830.
(9) Berkowitz, L.: Aggression: A Social Psychological Analysis (New York: McGraw-Hill Book Company, 1962). Feshbach, Seymour and Malamuth, Neal. Sex and aggression: Proving the link, Psychology Today, November, 1978, XII, 6.
(10) Donnerstein, Edward: Pornography and violence against women: Experimental studies. Annals of the New York Academy of Science, 1980.
(11) Feshbach, Seymour: Mixing sex with violence. A dangerous alchemy. New York Times, August 3, 1980, p. 29.
(12) Lederer, Laura: Take Back the Night, op. cit., pp. 241-47.

Autora: Frances Patai.
Durante muchos años fue profesora en la City University of New York. Investigadora feminista, estudió el papel de las mujeres en la Guerra Civil Española, en especial el trabajo de las enfermeras y personal médico que vinieron como voluntarias a España. Falleció en 1998.
Traducido del inglés por Mora Apreda.
Publicado en la revista Poder y Libertad, nº 14 – “Pornografía y Feminismo”. En el 2º semestre de 1990. En Madrid. España. Para más información sobre esta revista pincha en el enlace: Poder y Libertad - Vindicación Feminista

viernes, 14 de enero de 2011

EN RECUERDO DE SUSANA CHÁVEZ - ¡NI UNA MUERTA MÁS!

 “Sentí dolor antes de que se recrudeciera toda la violencia que estamos viviendo los ciudadanos de esta mi natal Juárez. Pero ahora siento vacío, desamparo e impotencia, supongo que como muchos, pensar en mejorías para mí está en verde, pero la esperanza la tengo aún porque soy mujer de fe. ¡Viva Juárez!”

 (Foto de Diego Hernández González)


Éstas fueron las últimas palabras que la poeta y activista mexicana contra la violencia machista, Susana Chávez, vilmente asesinada hace unos días, dejó en su blog http://www.suchaca.blogspot.com/

Todavía no nos reponíamos de la consternación y rabia ante el homicidio de Marisela Escobedo Ortiz, madre que luchó incansablemente para exigir justicia para su hija asesinada en el 2008, y ahora nos enteramos que a otra activista le han arrebatado la vida.

Susana Chávez era poeta, pero sobre todo, era una firme defensora de los derechos humanos y participó activamente en la lucha para denunciar y poner fin a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez. La reconocida frase ¡Ni una muerta más!, era suya, y resulta tremendamente macabro que ella ahora haya pasado a ser una víctima más. Una víctima más de la violencia contra la que luchó con tanta pasión.
  
Susana Chávez tenía 36 años y nació en Ciudad Juárez, Chihuaha. Comenzó a escribir a los once años y durante su vida participó en numerosos recitales y encuentros poéticos, así como en marchas para pedir justicia por las mujeres desaparecidas y asesinadas en Ciudad Juárez. Estaba completando una licenciatura en Psicología en el Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la UACJ y estaba preparando un nuevo libro.

Me uno al dolor de todas las compañeras mexicanas y feministas de todo el mundo, y uno mi voz para exigir que el gobierno tome medidas para investigar y juzgar a los asesinos que, sólo en la Ciudad de Juárez en el 2010, se cobraron 446 víctimas.

Me embarga la impotencia y la rabia ante esta lacra de violencia machista que cada día elimina a una de nosotras en algún lugar del mundo. Rabia ante la impunidad de la que gozan los asesinos, la pasividad de gran parte de la sociedad y los gobiernos que aún no se alarman ante este grave problema.

Les dejo con un poema de Susana, mi humilde homenaje para honrar su memoria. Que la esperanza que menciona en las últimas líneas de su blog nos den fuerza para seguir gritando y exigiendo con contundencia

¡NI UNA MUERTA MÁS!


OCASO

Para Linda Escobedo

He perdido la cuenta de tus huesos
introduciendo mi palabra al tiempo
entonces me fui a alguna parte
con el apetito dormido.
Fuiste tú el sitio del crimen,
quién me volvió clandestina melodía,
a quien contemplo mezclada de imágenes
sentada en una butaca del cine
para ver mi sombra.
Nos enredamos en el vacío
y de la nada surge tu boca
a desprenderme a Dios del aliento
en un espejismo que me brota
por un rumor indefinido.
Surges despuntando tu lengua
liberando a Sofía de tu interior.
Aquí estás, embalsamada,
casi real entre los árboles.
Pareces un chacal,
un alebríje que me conquista
más allá de lo intocable.
Te veo desatada en una ventana
alrededor de mi otra parte
dándole a mis ojos el cierre final.
A veces, también te veo
atrapada en un secreto
que duele entre mi carne.
Así voy avanzando paso a paso
tomando de una mano tu ruptura
y acariciando con la otra
los cabellos de alguien
por quien toco la magnánima vehemencia.
Así voy en mí misma
perdiendo la cuenta de tus huesos.

Poema de Susana Chávez, tomado de su blog http://www.primeratormenta.blogspot.com/

lunes, 10 de enero de 2011

PREVENIR LA VIOLENCIA SEXISTA, ES POSIBLE - MARÍA JOSÉ URRUZOLA

A menudo cuando se habla de la violencia machista, se hace énfasis en la importancia de la educación y hoy quiero acercar a quienes leen este blog, a la figura y pensamiento de una querida amiga y compañera que nos dejó prematuramente en el mes de abril de 2006.

María José Urruzola Zabalza, licenciada en Filosofía, ejerció como catedrática de enseñanza media durante la mayor parte de su carrera profesional. Entre sus numerosos cargos, fue Formadora del profesorado, así como Técnica en educación y en coeducación por el Gobierno vasco. Militante feminista, fundadora del Colectivo Feminista Lanbroa; de las asociaciones feministas Emilia Pardo Bazán y Emaitza, cofundadora de la Confederación de Organizaciones Feministas, con la que se presentó a las elecciones al parlamento europeo en 1999; y en 2000, fundó el Partido Feminista de Euskadi (Alderdi Feminista). Falleció a los 65 años en Bilbao el 28 de abril del 2006.

PREVENIR LA VIOLENCIA SEXISTA, ES POSIBLE

Mª. José Urruzola Zabalza

CONTEXTO EN EL QUE SE DA LA VIOLENCIA SEXISTA

Vivimos en una sociedad donde las personas todavía no han encontrado fórmulas para convivir con criterios éticos de desarrollo humano que eliminen los comportamientos de imposición, ataque, destructividad, es decir, de violencia, como forma de relacionarse, sino que por el contrario, de múltiples maneras son invitadas a vivir defendiéndose por medio de la fuerza o de la violencia.

La práctica de la violencia entre los humanos adquiere unas características y un uso tan habitual que se ha llegado a normalizarla como instrumento de resolución de conflictos, tanto a nivel personal como colectivo.

Cuando se quiere buscar alternativas a este comportamiento humano, hay una tendencia a analizar los comportamientos de violencia como hechos aislados o fruto de malas voluntades individuales o de conductas desajustadas y a partir de aquí, se tiende a buscar, soluciones parciales, recursos técnicos para arreglar conflictos que se han llegado a identificar, sanciones que frenen esos hechos de violencia y formas concretas de solucionar las consecuencias negativas provocadas por esos comportamientos de violencia.

Frente a esta concepción de la violencia hemos de analizar que cuando se trata de relaciones entre personas, jerarquizadas por motivos de etnia, clase económica, edad, sexo o cualquier otro motivo, el colectivo socialmente preponderante se convierte en el iniciador, mantenedor y más poderoso ejecutor de la violencia, porque la necesita como instrumento para mantener su estatus de dominación y controlar a quienes quedaron como colectivos sociales subordinados.

Es el caso del “grupo o clase social mujer”.

La violencia contra las mujeres en todas sus concreciones sucede en un contexto social estructuralmente sexista, es decir, en un modelo de organización social, basado en la jerarquización de un colectivo humano, el de los hombres, sobre otro, el de las mujeres.
Jerarquización que se refleja en lo cotidiano y de la que el colectivo social de los hombres extrae unos beneficios, en la economía, política, en el ámbito cultural, en las relaciones sexuales, la práctica de los valores, en la valoración del simbólico masculino y femenino.

Para mantener esta jerarquización y seguir consiguiendo el control de las mujeres a nivel universal, existe un instrumento: el abuso de la fuerza, es decir la violencia y todas las sofisticadas formas de poderío, que de hecho ha practicado un colectivo humano sobre otro, en razón del sexo y de aquí su nombre de “violencia sexista” (término paralelo al de violencia racista, clasista…). Cualquiera de los dos colectivos podría haber sido el preponderante y sería igualmente una organización social injusta, pero hoy tenemos datos suficientes para saber que ha sido el conjunto de los hombres, el que tiene un status de predominio sobre las mujeres a nivel mundial, medido en datos.

LA VIOLENCIA SEXISTA SE EJERCE HOY EN DIFERENTES NIVELES DE CONCRECIÓN:

1. La situación de discriminación que viven las mujeres por el hecho de serlo.
2. La violencia física
3. La violencia específicamente psicológica.
4. La violencia sexual.

PROCESO HACIA LA PREVENCION DE LA VIOLENCIA SEXISTA

Prevenir la violencia sexista a través de la educación, es un objetivo a largo plazo. Su consecución requiere, por tanto, un proceso educativo adecuado.

Para ir caminando hacia la prevención de este tipo de violencia, hay que empezar por detectar, reconocer o identificar y nombrar que existe la violencia sexista, en sus diferentes concreciones: situaciones de discriminación, violencia física, psicológica y sexual, contra las mujeres. Sacar este problema a la luz, es el primer paso para poder plantearse esta tarea educativa. Es el punto cero.

Esto exige hacer un diagnóstico de los grados de existencia de comportamientos de violencia sexista en el ámbito educativo. Pero sólo se podrán diagnosticar, si antes se ha aprendido a identificarlos, por ejemplo, si se reconoce que invisibilizar a las mujeres en la Historia, en la ciencia, en el lenguaje,… es discriminatorio, si en la práctica, se sabe diferenciar entre un ejercicio de libertad sexual, una broma, una agresión sexual, un comportamiento agresivo realizado por mimetismo en la infancia, etc., si se pierde el miedo a reconocer los comportamientos sexistas y de violencia sexual y se les llama por su nombre y no a través de eufemismos que suavicen la realidad (por ej. “violencia de género” “violencia doméstica”o “violencia entre hombres y mujeres”…)

Podemos explicitar ALGUNOS DATOS, QUE MUESTRAN LA REALIDAD ACTUAL

Los datos de la existencia de la violencia sexista en el marco escolar y familiar, son manifiestos cotidianamente, en todas las etapas, desde las etapas de Educación Infantil y Primaria hasta el final de la Secundaria:

Van reproduciendo ya desde los primeros años, múltiples comportamientos en el juego, uso de los juguetes, en el lenguaje, expresiones, relaciones… los estereotipos sexistas, que van aprendiendo a través de diversas fuentes, los cuentos, ilustraciones, los colores, los modelos familiares, escolares, la televisión…

Son cotidianos algunos comportamientos de violencia física como éstos: se pegan, se hacen daño, los niños imponen algunas relaciones de cuerpo... realmente ya desde los 2-3 años están respirando esta lógica de violencia que quizá hayan visto en su padre, madre, otros familiares, en la escuela, o que oyen.... los dibujos animados que ven, conllevan fuertes dosis de violencia, transmiten una violencia normalizada.

También existe desde la infancia la violencia sexual. Algunos niños bajan los pantalones y las bragas a la fuerza a algunas niñas. El indicador de violencia es que sea “a la fuerza”, porque si un niño y una niña quieren besarse, tocarse, palparse y mirarse como son, hay que dejarles, y comentar el sentido positivo que tiene. La educación para la expresión con el cuerpo, para la vivencia de la sexualidad desde la infancia, es una asignatura pendiente, en la educación escolar.

Múltiples datos manifiestan que ya en esta etapa viven también, experiencias de agresión sexual, aunque las personas adultas tendemos, a no reconocerlas “son niñerías”, a ocultarlas “no tienen importancia”, a asustarnos “no se puede hablar de “agresión sexual” en la infancia porque suena muy fuerte”, a solucionarlas con la lógica de la violencia, “no hay que pegar, pero si te pegan pega, y si te tocan sin que tú quieras, haz lo mismo…”

En la práctica cotidiana, escolar y familiar, se observa a veces, que las criaturas muestran rechazos, miedos, vergüenzas… Rechazo a que se les toque una parte del cuerpo. Rechazo a algunas sensaciones. Gestos que hacen ante algún beso. Miedos que experimentan... Muchas veces son síntomas de experiencias negativas.

En la Educación Secundaria, los comportamientos sexistas siguen practicándose con más continuidad, más fuerza y mayor grado de asimilación personal.

- Algunos chicos tienen orgullo de comportarse lo más acorde posible con el papel de macho que ellos creen que les corresponde.

- Observamos, que hoy también hay chicas, que consideran estos comportamientos de los chicos como meta de su liberación y en los grados que pueden intentan imitarlos.

- El sexismo también ha marcado los grados de violencia sexista que viven algunas adolescentes cuando ante ataques, discriminaciones, humillaciones, imposiciones orientan la violencia contra ellas mismas, aguantando, callándose, perdiendo autoestima, supeditándose a deseos ajenos y manteniendo una actitud de víctima que las convierte en colaboradoras e impide reaccionar a los ataques recibidos. Es el modelo tradicional de mujer que cada vez es menos frecuente en la adolescencia, pero que todavía existe en un porcentaje suficiente como para plantearnos una tarea educativa ante este grado de violencia.

- Cuando se les muestra los grados de invisibilidad de las mujeres en sus libros de texto de Historia, Ciencias, Filosofía, Matemáticas… hay chicas que pactan con ello y chicos que defienden que sea así.

- Los chicos justifican el abusivo uso de los patios escolares para jugar al fútbol, porque están convencidos de que ese deporte es el más importante respecto a cualquier otra actividad que se pudiera hacer en este espacio escolar.

- Aunque el trabajo doméstico y el exigido para el cuidado de las personas está desvalorizado para las chicas y los chicos, se siguen posicionando de diferente forma ante estos trabajos, reflejando ellas y ellos, los roles sexistas.

- Se observa en los chicos especialmente, una desvalorización del simbólico “lo femenino”, que suelen reflejar en los lenguajes despectivos con que hablan de las mujeres en general, en la escasa valoración que tienen de su trabajo y de sus aportaciones a la sociedad, en el rechazo a escoger carreras que tengan que ver con los trabajos realizados tradicionalmente por las mujeres, en ridiculizar los mal llamados valores femeninos, en la concepción que tienen del cuerpo de la mujer, etc.

- Hay chicas y chicos que consideran que el llamado “deporte masculino” es el referente de deporte al que aspirar y a partir de esto, ellas tienden a imitarles a los chicos en sus formas de hacer deporte, en sus lenguajes, gestos… y a minusvalorar otros deportes y ellos, consideran que las chicas si quieren la igualdad tienen que integrarse en sus deportes y en sus códigos, sin sentir ellos la necesidad de practicar ningún deporte de los considerados “femeninos”.

- En las relaciones afectivo-sexuales, ellos y ellas reproducen los roles y comportamientos que el modelo social sexista les transmite a través de la televisión, revistas, cómics, chistes, publicidad, cine, canciones, pornografía…

- Las ideas que manifiestan en general, cuando hablan de: el paro, el ocio, los salarios, las leyes, el reparto de los bienes económicos entre hombres y mujeres, sobre la forma de vivir el amor y la sexualidad, sobre la participación de las mujeres en el Gobierno, el reparto del trabajo y cuidados en el ámbito doméstico, etc.

Son también habituales en los centros escolares comportamientos de violencia física y psicológica tales como:

- Algunos chicos se meten con el cuerpo de sus compañeras ridiculizándolo.

- Siguen existiendo las ofensas verbales o físicas a las chicas en los vestuarios de gimnasia, en los pasillos del centro, en la calle.

- Hay chicos que si una compañera no acepta la relación personal que les proponen, le desprestigian y calumnian.

- No es raro que se cuenten chistes despectivos para las mujeres en las fiestas escolares.

- Las paredes de los centros escolares están demasiado ilustradas con pintadas y dibujos, ofensivos para las mujeres.

- Se intenta acomplejar a las chicas o chicos que no responden a los modelos de belleza establecidos.

- Se oyen con frecuencia expresiones ofensivas de los chicos respecto al cuerpo de las profesoras.

- Se confunden las “bromas” con las “agresiones” y el “sentido del humor” con la “actitud sexista”.

Estos comportamientos son mayoritariamente realizados por los chicos y hombres, hacia las chicas, pero su práctica normalizada hace, que se vayan convirtiendo en un referente de comportamiento admitido y que también las chicas, vayan asumiendo los códigos de la cultura masculina e imitando estas formas de actuar.

Las experiencias de agresiones sexuales que se viven en la adolescencia, entre iguales y por parte de personas adultas son tan importantes para quienes las viven, que suelen marcarles para toda la vida, aunque habitualmente quedan ocultadas o minimizadas. Casi al cien por cien las padecen las chicas, pero también y de forma creciente, se dan casos de chicos agredidos sexualmente.

REACCIÓN ACTUAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR ANTE ESTA REALIDAD

El sistema escolar todavía no ha afrontado la puesta en práctica de una seria intervención educativa que colabore a la prevención de esta realidad. Se sigue reproduciendo el sexismo, en la ciencia que se imparte, en el uso del espacio escolar y su decoración, en el uso del lenguaje, del material escolar, del tiempo, en la distribución de los medios económicos y de los puestos de responsabilidad, en la propia organización escolar.

No existen Proyectos Educativos diseñados y puestos en práctica desde una filosofía coeducadora, superadora de la normalización del sexismo, es decir, de las relaciones basadas en el esquema de dominación-sumisión entre hombres y mujeres, mantenido a través de la violencia, como instrumento para mantenerlo.

Con esta base, ante hechos concretos de violencia sexista, comportamientos de violencia física, psicológica y sexual, las reacciones más habituales están siendo: callar los hechos, ocultarlos, impedir la denuncia de ellos, oponerse a quien saque a la luz los hechos para buscar soluciones, (en infantil porque no le dan importancia, en secundaria porque es complicado) no asumir responsabilidades educativas, echar la culpa a los medios, a la familia, al entorno social…, reacciones que en la práctica, suponen grados de complicidad, más o menos conscientes, con quienes agreden y de desprotección hacia quienes son agredidas (generalmente mujeres) y con todo ello, el sistema escolar es un agente más, además de la familia, medios de comunicación y otros, que está colaborando a que sigan sucediendo y ampliándose los comportamientos de violencia sexista a las niñas, jóvenes, mujeres y no está aportando recursos personales a las chicas y chicos jóvenes para la prevención de la violencia.

No es que la violencia no se pueda prevenir, la realidad es, que el sistema educativo, presionado por la reivindicación histórica de integración de las mujeres en él, que el Movimiento Feminista, los Planes de Igualdad, la Conferencias Internacionales han ido haciendo, va publicando algunos folletos, haciendo declaraciones públicas, tímidas y obligadas manifestaciones de apoyo, pero no está dando una respuesta seria, en el sentido de que no está dando los primeros pasos de forma eficaz, ni poniendo los medios necesarios para que se dé un proceso hacia la prevención. Todavía no han demostrado voluntad política por este objetivo.

RESPUESTA EDUCATIVA QUE SE PUEDE DAR A ESTA REALIDAD

Cumplido el punto cero: la identificación y diagnóstico de la existencia de comportamientos de violencia sexista, las respuestas educativas pueden darse en tres fases: a corto, medio y largo plazo:

1. Hay unas soluciones que son las inmediatas, las urgentes, que son las que más se suelen demandar para dar respuesta puntual a una agresión concreta que acaba de suceder. Son necesarias, pero no las más importantes. ¿Cómo hacerlo? Hay múltiples respuestas puntuales:

Si son hechos concretos de discriminación por ser chica, referentes al uso del espacio, del lenguaje, a las ilustraciones o contenidos de los libros, a comentarios que se han hecho en el aula por parte del profesorado o alumnado, a frases despectivas, a explicaciones supuestamente científicas que se han dado, a negación de derechos, a desigual aplicación de oportunidades…:

-Explicitar qué tipo de discriminación es.

-Llevar el hecho a la tutoría o a un trabajo en las diferentes Áreas y tratarlo públicamente: a qué mentalidad responde, quién la ejerce, quién la padece, en el caso concreto y en general, qué consecuencias tiene, qué pautas propone el grupo para corregir ese hecho.

-Realizar algún ejercicio correctivo del hecho concreto sucedido, que colabore a un mayor conocimiento, al rechazo de cualquier discriminación y a un cambio de actitudes.

Si son comportamientos que conllevan agresión física, psicológica o sexual:

-No ocultar los hechos. No negarlos cuando han sido denunciados.

-No quedarse con el primer sentimiento de escándalo, paralizando la búsqueda de soluciones.

-Rechazar explícita y públicamente la agresión. Colaborar con ello, a que se cree un estado de opinión de rechazo a cualquier agresión.

-Denunciar dónde sea conveniente en cada caso.

-Exigir responsabilidades a quien agrede, solicitar que se disculpe, que entre en un proceso de reciclaje personal…

-Utilizar recursos pedagógicos de denuncia: representaciones, imitación crítica de lo que ha sucedido, pedir explicaciones públicas…

-Dar pasos para sacar del aula, Centro, familia a quien agrede y no a quien es agredida.

Respecto a la persona agredida:

-Desculpabilizar.
-Potenciar la confianza para que comuniquen cualquier experiencia de agresión.
-Escucharle con respeto.
-Ofrecerle información para actuar.
-Aportarle apoyo psicológico, afecto, darle seguridad.
-Favorecer la recuperación de la autoestima.
-Ayudarles a dar pasos en la búsqueda de soluciones.
-Analizar cada agresión como producto de un contexto social, para que ella ubique esta amarga experiencia en su proceso de desarrollo personal y no le marque negativamente.
-Ayudarle a que denuncie los hechos donde corresponda en cada caso.
-Dedicar tiempo a hablar con ella de lo que está viviendo, porque lo necesitan.
-Exigir una intervención educativa en el Centro, programada según la etapa.

Pero cuando se hayan realizado éstas u otras respuestas inmediatas, no se ha terminado la respuesta a dar a cualquier agresión. Las soluciones más importantes, van más allá de estas respuestas puntuales. No podemos conformarnos con ellas.

2. A medio plazo, a través de una intervención educativa programada.
En el ámbito escolar:

En el centro escolar la prevención es un proceso educativo que empieza en Educación Infantil, sigue en los seis años de Primaria y se profundiza en Educación Secundaria. Sumados todos, 16 años, son pocos años para crear hábitos consolidados de relaciones humanas positivas en las chicas y chicos, en un contexto social que normaliza la violencia en el comportamiento de los hombres con las mujeres, pero siendo los primeros de la vida, son muy importantes para sentar unas bases.

Marco teórico de esta programación

Consideramos que una intervención educativa que colabore a que las chicas y chicos aprendan a ser personas, desarrollando todas sus capacidades al margen de cualquier estereotipo que les limite como personas, potenciando unos criterios positivos, éticos, para relacionarse consigo, con las demás personas, con los animales, con el medio natural y urbano y con los objetos y su implicación solidaria en el medio social, es el mejor camino para prevenir las relaciones de violencia, es decir, las relaciones carentes de afecto, impositivas, destructivas, consecuencia siempre de la falta de desarrollo humano global de las personas.

Esta intervención educativa ha de basarse teóricamente en las cuatro fuentes, que son básicas en la construcción de todo curriculum escolar. 1 La fuente sociológica 2. La fuente
epistemológica 3. La fuente psicológica 4. la fuente pedagógica,

Programación de Educación Infantil

Destacamos la necesidad de intervenir en esta etapa con tres ejes:

-Conozco y cuido mi cuerpo.
-Me relaciono conmigo.
-Iniciación a las relaciones positivas con las demás personas,

Ni siquiera hace falta que salga la palabra violencia en todo el programa con el que se trabaje en el aula. Eduquemos la construcción de relaciones positivas, de cómo vamos a tener sentimientos positivos respecto a una o uno mismo y respecto a las demás personas, educarles para que en su futuro pudieran sentir, “Tengo tal respeto a mi persona, a mi cuerpo, me gusta, me preocupo tanto de él que no se me ocurre destruirlo”. Es una base necesaria para que llegaran a sentir y a pensar “Ni se me ocurre dañarte, ni tocar tu cuerpo sin que lo quieras y menos destruirlo”. Es la filosofía de una educación en positivo. (El libro: "Ni un besito la fuerza” (3-8 años) ofrece un instrumento con una filosofía preventiva. Les enseña que hay relaciones muy bonitas y otras, ante las que hay que decir “no”.)

Programación para los tres ciclos de Educación Primaria

Proponemos como ejes educativos:

Primer ciclo:
1. Me relaciono conmigo positivamente.
2. Juego, trabajo y descanso

Segundo ciclo:
Me relaciono positivamente con otras personas, con los animales, la Naturaleza y los objetos.

Tercer ciclo:
1. Cuido mi casa, el Centro, el barrio y participo en su bienestar. Empleo las cosas y el dinero que necesito.
2. Me ocupo del desarrollo de mis valores personales.

Programación para Educación Secundaria

El eje conductor es la educación para unas relaciones humanas positivas en su sentido más amplio y afrontar pedagógicamente la educación para unas relaciones afectivas y sexuales satisfactorias, que colaboren a su desarrollo global como personas.

Proponemos como instrumento, la programación desarrollada y preparada para su puesta en práctica en el aula, en tres libros:

1. “Educación de las relaciones afectivas y sexuales desde la filosofia. coeducadora”
2. “Aprendiendo a amar desde el aula”.
3.  Colección “Guía para chicas”. Cuadernos: 1. Guía para andar por casa. 2. Cómo prevenir las agresiones y defenderte de ellas. 3. Cómo construir tu propio modelo de belleza. 4. Cómo vivir las relaciones afectivas y sexuales. ( Mª J. Urruzola. Ed. Maite Canal. Bilbao)
Las familias han de exigir a los Centros escolares este proceso educativo y seguirlo paralelamente en casa, según cada etapa.

3. A largo plazo
La prevención es un proceso educativo que empieza en Educación Infantil, sigue en los seis años de Primaria y se profundiza en Educación Secundaria. Sumados todos, 16 años, son pocos años para crear hábitos consolidados de relaciones humanas positivas en las chicas y chicos, en un contexto social que normaliza la violencia en el comportamiento de los hombres con las mujeres, pero siendo los primeros de la vida, son muy importantes para sentar unas bases.

Pero para conseguir un desarrollo global como persona, hay que empezar por reconocer que las niñas y niños desde la infancia empiezan a ser socializados en función de estereotipos sexistas, que les van encasillando en “la cultura femenina” y en “la cultura masculina” y ello, conlleva un conjunto de comportamientos cotidianos, que van afianzando en los niños una forma de pensar, de ocupar el espacio, de jugar, de hablar, de relacionarse con las niñas, de pensar en el futuro, que van favoreciendo su mentalidad de prepotencia, sus métodos de violencia, su status de ciertos privilegios y su conocimiento del papel que se les asigna a los hombres en la sociedad y que empiezan a suponer que será el suyo. Las niñas también van interiorizando su puesto de subordinación en muchos aspectos concretos, en la medida que van viendo que ni se les nombra, que los niños les pueden pegar, levantar las faldas, tocar aunque ellas no quieran, que sus espacios son siempre más reducidos, que sus juguetes tienen que ver casi siempre con lo doméstico, que el trabajo de las mujeres que conocen y sus valores son menos reconocidos y van conociendo también, que de ellas, se espera que sean mamás y amas de casa.

Si la escuela y la familia no afrontan esta realidad para superarla, están poniendo las bases para seguir manteniendo esta sociedad que, de hecho, jerarquiza a las personas por ser de un sexo o de otro y por tanto, está manteniendo una estructura de abuso de poder y de violencia, que imposibilita el desarrollo humano de las personas y dificulta la convivencia.
Por el contrario, la “Escuela Coeducadora” se propone salvar todo lo positivo de la experiencia colectiva de las mujeres y de los hombres y acercarse a cada persona en su individualidad y singularidad, para potenciar que desde su libertad, vaya eligiendo quién quiere ser al margen de los estereotipos sexistas y cuál va a ser su colaboración a la justicia y libertad colectivas.

Esta “Escuela” del futuro, irá superando el sexismo a través de cuatro instrumentos, que pueden ser transformadores de la “Escuela” actual:

1. El Proyecto Educativo de Centro.
2. El Proyecto Curricular: los libros, cuentos, el uso de los juguetes, del espacio, del lenguaje, a través de la educación afectiva y sexual, orientación profesional, de la organización escolar, de la ciencia que se imparte…
3. El Reglamento de Funcionamiento.
4. El Proyecto de Gestión.

El potenciar el desarrollo global de cada persona, traducido en la práctica, en la adquisición de actitudes que se conviertan en hábitos de comportamientos preventivos, en el sentido de que se haga impensable el uso de la fuerza, el ataque o la imposición, como forma de relación humana, es un cambio de actitudes a conseguir a largo plazo, pero es el mejor camino para empezar a crear un estilo nuevo de relación entre las personas y entre los pueblos.

AGENTES EDUCATIVOS

Para la prevención de la violencia sexista hay que tener en cuenta que, los agentes que influyen en los comportamientos concretos de violencia sexista y en su prevención y solución, son tres:

1. El medio familiar.
2. El sistema educativo y en concreto, el Centro escolar.
3. Los medios de comunicación.

Es importante contar con los tres, para repartir la responsabilidad de educar. El cambio de actitudes en las chicas y chicos adolescentes que se quiere conseguir, depende del trabajo de los tres agentes. En la medida que se realice la coordinación entre estos agentes educativos, se alcanzarán mayores resultados positivos. Esta coordinación se ha practicado poco, pero es posible.

Una adecuada intervención en la familia y centro escolar, suele plantear la necesidad de exigir que los medios de comunicación sean también un instrumento educativo.

La sociedad contaría así, con tres poderosos agentes, encargados de ofrecer información, pautas de conducta, orientación… serían instrumentos sociales con amplia capacidad para educar a las personas en los primeros años de su vida, sobre todo si se diera una coordinada relación entre estos tres agentes educativos.

La Universidad también puede tener su aportación a este proceso de prevención de la violencia sexista: la investigación y conocimiento científico sobre la violencia sexista.

Prevenir es actuar sobre las causas y esto exige un estudio científico sobre la causa fundamental, las causas inmediatas, las consecuencias y la especificidad de la violencia sexista.

Exige continuar la investigación sobre el origen de la violencia humana, las formas de mantenerla que de hecho ha habido a través del desarrollo de la Historia, el sistema de valores que presupone, el freno que supone para la evolución progresiva de la comunidad humana, las diferentes formas de ejercer la violencia por parte de los hombres y de las mujeres y sobre todo, el seguir evolucionando en la formulación de alternativas globales al comportamiento generalizado de violencia.

La prevención de la violencia sexista es hoy, una utopía posible.

Autora: María José Urruzola Zabalza
Fuente: Ponencia presentada en el Foro sobre violencia contra las mujeres, celebrado por la Delegación de Igualdad del Ayuntamiento de Córdoba, entre el 9 y 11 de marzo de 2006.

Recordemos a María José con este vídeo donde nos habla sobre qué modelo de personas queremos crear.