martes, 8 de marzo de 2011

MUJERES EN LUCHA - 8 DE MARZO 2011

Como todos los años, alrededor del mundo las mujeres saldremos a manifestarnos para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Algunos dirán, ¿pero qué celebran? Celebramos poco. Es verdad que hemos avanzado en nuestra lucha por conseguir igualdad de derechos pero aún nos siguen matando y explotando. Este 8 de marzo volveremos a salir a las calles para exigir que nuestras peticiones sean escuchadas. Algunos tal vez dirán ¿pero que más quieren si ya todos somos iguales? Y nosotras, las mujeres que estamos hartas gritaremos unidas:

 ¡Basta de violencia contra las mujeres y niñas: No al femicidio, a la  violencia sexual, a la violencia en las relaciones de pareja, a la violencia   simbólica, a la violencia institucional. Tenemos el derecho a vivir libres de   todo tipo de violencias!

¡Educación sexual para decidir. Anticonceptivos para no abortar. Aborto legal para no morir!

¡Basta de violencias y discriminación contra las mujeres de pueblos originarios!

¡Basta a la precarización laboral. A igual tarea igual salario!

¡Basta de privilegios, basta de riqueza obscena, basta de dominación patriarcal neoliberal!

¡MUJERES A ORGANIZARNOS!
¡Todos nuestros derechos garantizados ahora y siempre!
¡Seguiremos luchando hasta que todas seamos libres!
¡La revolución será feminista o no será!

A continuación les dejo un escrito de las compañeras del País Vasco – del Colectivo Lanbroa:

8 DE MARZO DIA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES
INDAR IRAULTZAILEA ANDRAZKOEN ESKUETAN DAGO
AUNEMOS FUERZAS Y UNAMOS NUESTRA VOZ PARA DAR UNA RESPUESTA
Es evidente que la crisis económica que estalló hace algunos años está teniendo graves consecuencias sobre importantes derechos sociales y laborales conquistados en el pasado. En esta situación, lejos de ejercer como garantes de los derechos de la ciudadanía, el estado, las instituciones y la clase política, e incluso algunos sindicatos mayoritarios, se han convertido en agentes colaboradores de todos los recortes sociales derivados de la crisis financiera. En este escenario de inminente desaparición de los derechos y servicios sociales, es sin duda el colectivo de mujeres, quien debe afrontar las peores condiciones económicas y laborales.
Sin embargo, la creciente precariedad económica y laboral no es la única adversidad a la que hoy tiene que hacer frente el colectivo de las mujeres. El modelo neoliberal es tan sólo una de las caras del sistema patriarcal que se sostiene sobre valores de profunda desigualdad y abuso de poder de unas personas o comunidades sobre otras. Es un sistema que justifica la explotación de unos seres humanos o colectivos en beneficio de otros, y en el que se utiliza la violencia como instrumento de control. En todo el mundo, las mujeres sufrimos las terribles consecuencias de este modelo social, en el que somos maltratadas, asesinadas, lapidadas o violadas por la fuerza, en muchas ocasiones, incluso bajo el amparo de la ley y el orden establecidos.
Ante esta situación, en la que se priorizan y se preservan los beneficios y privilegios de unos pocos frente al bienestar de una mayoría social, la respuesta de la sociedad es sorprendentemente débil. La ciudadanía no muestra signos de verdadera resistencia al diseño de un modelo social cada vez más violento y basado en la desigualdad, aunque disfrazado de democracia. Los estados y las instituciones se alejan de los intereses de la ciudadanía para adornar con valores democráticos la construcción de una verdadera zanja entre los grupos que ostentan el poder y los colectivos más desfavorecidos. Los recortes de derechos y la falta de participación ciudadana en la vida política son claras señales de alerta, pero la mayoría social permanece paralizada ante esta gran amenaza.
Las mujeres no podemos seguir ciegas y calladas, porque la violencia de este sistema recae con especial fuerza sobre nuestro colectivo. Tenemos que preguntarnos seriamente cuál es la condición real de las mujeres en este tiempo y en este modelo de organización social. El orden actual con sus profundas desigualdades no es en absoluto aceptable ni compatible con unos principios democráticos y solidarios mínimos. No nos dejemos engañar por un mensaje que proclama la falta de alternativas. Podemos dejarnos colonizar o resistir. Podemos interiorizar este sistema de valores y aceptarlo como propio e ineludible o combatirlo. Al fin, tendremos que plantearnos si realmente deseamos vivir colonizadas por una cultura deshumanizante, o si vamos por fin a abrir los ojos, y a hacer frente a la ferocidad del orden patriarcal en todas sus facetas.
Las mujeres feministas podemos reconocer que con nuestro trabajo, constante y no violento, hemos recuperado muchos de nuestros derechos, aunque nos faltan otros muchos por conseguir. Ciertamente, es hora de recoger lo que sembramos… porque todos estos logros no han llegado para todas las mujeres y las moderadas Leyes de la “igualdad” y de la “violencia de género”, reflejan la mitad del programa de aspiraciones que teníamos y no responden a la exigencia de que exista ya una igualdad real en el reparto de los bienes, en el derecho a la decisión política, en la valoración del simbólico femenino, en el trato…   
Las mujeres con conciencia de clase como mujeres, hemos de reconocer que nos queda un camino por recorrer: en primer lugar, para conseguir que no sigan matando ni maltratando, ni explotando sexualmente el cuerpo de ninguna mujer, y después, para que las mujeres consigan el lugar que les corresponde en todos los ámbitos sociales, para que, creando referentes nuevos, las jóvenes no caigan en las trampas del conformismo y de la falsa igualdad, para que los hombres, renunciando a sus privilegios, quieran compartir el dinero y el poder.
El espíritu revolucionario nos pertenece a nosotras las mujeres en individual y a las que participamos en colectivos feministas. Esto es una responsabilidad que no podemos olvidar porque de que seamos capaces de seguir alimentando esa revolución depende nuestro futuro como colectivo. Tenemos la responsabilidad de aunar fuerzas y recuperar las reivindicaciones originarias sobre las que se constituyó el Movimiento Feminista y que siguen siendo actualmente vigentes. Solo si nos seguimos organizando con un método y acción propios seguiremos avanzando para subvertir el sistema patriarcal que nos sigue oprimiendo.
Para ir transformando las situaciones de injusticia, para impulsar mayores grados de desarrollo en la comunidad humana, el Feminismo sigue siendo hoy, una propuesta global de justicia para las mujeres y para los hombres, una alternativa de libertad y desarrollo humano.

Colectivo Feminista LANBROA
8 marzo 2011
En Madrid
¡NOS VEMOS EN LA MANI!

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